Estoy cansada de libros inertes y ansiosa por esos que abren puertas a escenarios que se despliegan distorcionados, al borde de abismos eternos. Descubrí a Emile Michel Cioran, sentí que algo cayó en su lugar, como cuando leí a Boudelaire o a todos esos que me sacan de esta realidad de pequeñas alegrías y grandes asfixias. Me parece un poco curioso
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